Por: Eduardo Lastra Domínguez
Cuando los operarios de una construcción cavan zanjas, por aquí y allá, levantan columnas y colocan ladrillos - aparentemente de manera caótica -, pudiera pensarse que cada cual hace lo que quiere. Sin embargo, la "obra" ha sido previamente concebida; sus estructuras calculadas, y sus ambientes diseñados. La ciencia y técnica arquitectónica, de ingeniería y de construcción están detrás, garantizando que la edificación habrá de soportar los desafíos sísmicos.
En plena era del conocimiento, la electrónica y la informática, ¿por qué el afán de caminar a tientas, acertando sólo por ensayo - error, desperdiciando energías, en lugar de mejorar nuestra curva de aprendizaje colectivo?
¿Es imposible proyectarnos - como país - unos veinte años adelante y determinar cuáles y cuántas serán las necesidades a satisfacer de los 34 millones de peruanos? Y conocida la magnitud de los requerimientos, establecer la manera de ir satisfaciéndolas en el tiempo, hasta llegar a la situación deseada de Desarrollo Económico y Social?
¿Acaso no hay forma - racional y creativa - de compatibilizar las funciones del Estado y el mercado, del empresario y el burócrata, del importador y el exportador, del banquero y el agricultor, del industrial y el poeta, etc. para construir una sociedad vivible, de la que no tengan que emigrar nuestros familiares y amigos, en busca de mejor porvenir?.
Tenemos que evitar las marchas y contramarchas que nos impiden mantener un rumbo y ritmo de avance progresivo. El país ya supo de crecimientos "históricos" como los de 1986 y 1987, para luego despeñarnos hasta las profundidades de un PBI negativo de -8.8% y -11.7% en 1988 y 1989 respectivamente. Cuatro años más tarde, después de remontar con sacrificio dicho "hueco", a la luz de los resultados positivos de un 6.5% en 1993 y del espectacular 12.7% en 1994, nos sentimos "tigre" americano. Pero, el "tequilazo" accionó la ducha fría que redujo nuestro crecimiento en 1995 al 6,9% y que al habérseles "pasado la mano" enfriadora a nuestros burócratas, en 1996 logramos apenas un 2,8% en el PBI.
Hay obligaciones políticas y éticas, que tienen que ser asumidas por quienes desempeñan cargos de responsabilidad, en los ámbitos, político, de gobierno, académico, empresarial y profesional. Ellas son, las de hacer posible la eliminación de la pobreza material, la ignorancia, la indiferencia y el abuso.
También en el ámbito de cada ciudadano, necesitamos aprender a mirar el horizonte y caminar rumbo a él.
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